Si eres de los que con frecuencia les cuesta decidir por dónde empezar, pon en práctica una de estas tres técnicas para decidir qué hacer de una manera más rápida y objetiva.
Saber tomar decisiones acertadas no es fácil. El miedo a las consecuencias hace que en muchas ocasiones resolver ciertos dilemas o simplemente elegir qué ropa ponernos o qué tarea realizar nos tomen demasiado tiempo y nos generen incómodos momentos de estrés e incertidumbre.
No en vano, una de las dificultades que más manifiestan las personas en su manejo del tiempo es que dado que tienen tantas cosas para hacer no saben por dónde empezar a trabajar. Y es que en la respuesta a esta pregunta que aparentemente parece tan simple hay muchos factores que entran en consideración y nos ponen en la situación que Barry Schwarz, el autor del libro La Paradoja de Elegir, denominó “parálisis por análisis”. Los aspectos más destacados que entran en juego para que esto se dé son la tentación de la procrastinación, la dificultad en la priorización y el miedo a perdernos algo.
La procrastinación se manifiesta impulsándonos a hacer aquellas actividades o tareas que más nos gustan, que nos parece más fáciles o más sencillas, evitando así la incomodidad de hacer eso que nos parece difícil o no nos gusta. Sin embargo, siempre está combinada con la voz de la conciencia que nos reta e invita a hacer aquello que deberíamos escoger, poniéndonos a dudar.
Por otro lado está el ejercicio de priorización de las tareas según su grado de urgencia e importancia. Y aunque las tareas se pueden priorizar de una manera objetiva con la matriz de manejo del tiempo de Stephen Covey, esta práctica que es muy sencilla se dificulta mucho en su aplicación dada la confusión que tenemos entre ambos conceptos (urgencia e importancia) y a la atención que nos acapara todo aquello que es urgente.
Finalmente, el tercer aspecto es el miedo a tomar la decisión equivocada y perdernos de algo por no realizar las tareas en el orden correcto o por no saber determinar si el orden en que vamos a hacer las cosas nos dejará con tiempo suficiente para otras cosas que queremos o debemos realizar.
Por ello, quiero compartirte hoy tres técnicas que sirven para elegir por qué tarea empezar a trabajar cuando sientas que tienes en tu lista de tareas más actividades de las que puedes manejar:
1. Tu yo de dentro de 24 horas
Chris Williamson, el creador de esta técnica, indica que cuando nos vemos enfrentados a tomar una decisión, como por ejemplo por dónde empezar o qué hacer primero, debemos preguntarnos qué quisiera tu yo de mañana que tu yo de hoy hubiera hecho.
Y este, que parece un juego de palabras, no es más que la proyección de nosotros mismos en el futuro para identificar qué de verdad está alineado con nuestras metas de largo plazo y no simplemente actuar impulsados por la emoción del momento o la dopamina que algo nos genere.
Así, cuando estés a dieta y tengas ganas de comerte un helado o una torta, pregúntale a tu yo de mañana qué le gustaría que hubieras hecho. Seguro que tu yo de mañana va a querer que no te lo comas para que sigas juicioso en tu dieta y no te hayas dejado tentar por el impulso momentáneo de algo que se veía muy rico pero que te alejaría de tu meta de bajar de peso.
O por ejemplo, cuando estés decidiendo entre ponerte a ver redes sociales o leer un libro que tienes pendiente, pregúntale a tu yo de mañana que le gustaría que hubieras hecho hoy. Seguro que la respuesta va a ser que termines el libro para que así tu yo de mañana no lo tenga que hacer.
Esta técnica es muy sencilla pero poderosa porque te alejará de la confusión del momento y te ayudará a decidir de manera mucho más objetiva y de acuerdo con tus propósitos de vida.
2. LA REGLA DEL 10-10-10
La regla 10-10-10 que fue diseñada por la periodista Suzy Welch, puede ayudarte a afrontar tomas de decisiones complicadas de manera más efectiva.
Se basa en analizar el dilema o la elección que debes hacer a través de tres preguntas: ¿cómo te verías en 10 minutos? ¿cómo te verías en 10 meses? y ¿cómo te verías en 10 años? después de tomar la decisión. Es decir, tratar de visualizar cuáles serían las consecuencias de una decisión dada dentro de 10 minutos, cuáles serían en 10 meses y cuáles serían en 10 años.
Las respuestas generalmente nos dicen lo que necesitamos saber para identificar qué acción es más importante y relevante para nuestro futuro. Supón que tienes que elegir entre quedarnos en la cama o levantarnos a hacer ejercicio. Aunque quedarnos en la cama haciendo pereza puede darnos una gran satisfacción en 10 minutos, seguramente en 10 años va a habernos alejado de mejorar nuestro estado físico y conservar el cuerpo que queremos.
Además, al responderte estas tres preguntas no solo vas a poder tomar decisiones más acertadas de una manera más sencilla, sino que tendrás argumentos sólidos para explicar el porqué haces o dejas de hacer algo para tus familiares, amigos y compañeros de trabajo, una de los insumos de los que carecemos para decir “no” de manera asertiva.
Esta técnica también nos aleja de las emociones del momento y nos alinea con nuestras metas y proyecciones futuras.
3. LA CIRUGÍA DE CORAZÓN
Escoger qua actividad realizar aplicando la hipótesis de que te van a operar del corazón es una técnica especialmente valiosa para las actividades laborales.
Consiste en elegir la actividad que vas a realizar partiendo de la suposición de que tienes solo dos horas más para trabajar antes de que te realicen una operación de corazón abierto que te dejará incapacitado por el resto del año. Por lo tanto, la actividad que vas a realizar es aquella que te dejaría mejor parado ante tu jefe y que te ayudaría a obtener la mayor bonificación por resultados posible.
Piensa entonces, si fueras un vendedor, ¿dedicarías esas dos horas a leer correos electrónicos para que no te quede nada pendiente en la bandeja de entrada o mejor estructurarías una propuesta para un cliente con el que ya te reuniste y que quedaste de enviar lo acordado en un documento detallado para cerrar una venta enorme? Si fueras un analista financiero ¿realizarías la proyección de flujo de caja para asegurar el financiamiento de las operaciones de la compañía el siguiente año o te pondrías a leer una nueva normatividad que acaba de ser divulgada?
Esta técnica lo que hace es ponerte contra la pared y te lleva a elegir de manera extrema una sola actividad que se alinee con la misión de tu cargo y los objetivos de desempeño que tengas contratados en tu organización.
Entonces, cada vez que necesites decidir por dónde empezar, qué hacer o dar respuesta a un problema que no te permite avanzar, utiliza una de estas tres técnicas para que tomes más decisiones de una manera más ágil y profesional.
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