top of page

La razón por la que el 90% de los hábitos falla

  • Foto del escritor: Juan P. Lema
    Juan P. Lema
  • 10 jul
  • 4 Min. de lectura

Te cuento cual es la verdadera razón por la que el 90% de los hábitos falla y qué hacer al respecto para que no te pase a ti.


razón por la que el 90 de los hábitos falla

Seguro te ha pasado que decides empezar un hábito nuevo – como hacer ejercicio tres veces a la semana, leer antes de dormir o dejar de revisar el celular cada cinco minutos –. Al principio, todo va bien. Te sientes motivado, convencido de que esta vez sí lo lograrás. Pero, poco a poco, la rutina te absorbe, las excusas aparecen y, sin darte cuenta, vuelves a lo mismo de siempre.


No es falta de motivación. No es falta de disciplina. Es falta de a quien rendirle cuentas, diferente de nosotros mismos. 


¿Por qué es tan fácil fallarnos a nosotros mismos?

Cuando tienes una fecha límite en el trabajo, lo cumples. Cuando tu hijo necesita que lo lleves al colegio, no se te pasa por la cabeza dejarlo esperando. Cuando un amigo te pide un favor, se lo haces. Pero cuando se trata de hacer algo solo para ti, es otra historia. Si fallas en tu hábito, ¿quién lo nota? Nadie. Y ahí está el problema.


Nos cuesta más decepcionar a los demás que decepcionarnos a nosotros mismos. Y aunque la verdad suene un poco dura, podemos usarla a nuestro favor.


La clave: hacer que alguien más lo note

Si estás luchando por mantener un hábito, no dependas solo de tu fuerza de voluntad. En su lugar, haz que alguien más se dé cuenta si no lo cumples y con ello sentirás que estás hay alguien más a quien rendirle cuentas y por ello asumirás una mayor responsabilidad de persistir con la implementación de tu hábito. Aquí algunas ideas:


  • Consigue un compañero de hábito: si quieres hacer ejercicio, ponte de acuerdo con un amigo para ir juntos. Si fallas, no solo te fallas a ti, sino también a la otra persona.

  • Haz una apuesta: dile a alguien que le darás $100.000 si no cumples tu hábito durante una semana. El miedo a perder dinero puede ser un gran motivador para muchas personas.

  • Comprométete en público: comparte en redes sociales o con tu familia lo que vas a hacer. La presión social funciona para casi todos.

  • Únete a una comunidad: un grupo con el mismo objetivo que tú te mantendrá en el camino. Ya no serás tú solo tratando de lograr algo, sino que contarás con el apoyo de un colectivo.

  • Contrata a alguien: un entrenador personal, un coach o incluso un profesor pueden hacer la diferencia porque no quieres perder el tiempo ni el dinero invertido.


"Ser tu palabra": el hábito que lo cambia todo

Hace poco leí sobre un concepto que me hizo reflexionar: ser tu palabra. Suena simple: hacer lo que dices que vas a hacer. Pero cuando empiezas a prestar atención, te das cuenta de cuántas veces no lo cumples.


Piensa en esto: ¿cuántas veces has dicho "Voy a empezar el lunes", "Mañana sí leo", "Voy a dormir temprano" y al final no lo hiciste? Nos acostumbramos a rompernos la palabra y, con el tiempo, dejamos de confiar en nosotros mismos.


Te reto a que, por una semana, lleves un registro. Cada vez que digas que harás algo, anótalo. Luego, revisa si lo cumpliste. Te sorprenderá lo mucho que puedes aprender sobre ti mismo.


Una historia real (y bastante común)

Déjame contarte una anécdota que me pasó hace unos meses. Me propuse levantarme más temprano para aprovechar mejor la mañana, ya que odio madrugar y lo hago solo si tengo un compromiso con alguien más. Durante la primera semana, lo logré sin problema. Pero luego, cuando ya no tenía la emoción del inicio, empecé a postergar la alarma, diciéndome “cinco minutos más, hoy no tengo por quien madrugar”. Al cabo de un mes, estaba otra vez despertándome tarde.


¿Qué cambió? Simple: en la primera semana, le había dicho a una amiga que me escribiría todos los días para ver si ya estaba despierto. Cuando dejó de hacerlo, ya no había consecuencias si fallaba. Ahí entendí lo poderosa que es la rendición de cuentas. Ahora, tengo un grupo de amigos con los que compartimos nuestras metas diarias, y eso hace toda la diferencia.


Cómo hacer que la responsabilidad externa funcione para ti

Para que realmente funcione, necesitas algo más que solo decirle a alguien que harás algo. Aquí te dejo tres claves para que este mecanismo sea efectivo:


  1. Elige a la persona adecuada: no es lo mismo decirle a alguien que no le importa si cumples o no, que elegir a alguien que de verdad te hará un seguimiento y te presionará un poco. Así que piensa en esa persona juiciosa y metódica que te va a respirar encima.

  2. Hazlo específico: no basta con decir "voy a comer más saludable", sino algo como "voy a evitar los dulces y las harinas procesadas cinco días a la semana”. Entre más especifico y claro sea el propósito que te pongas, más difícil será que te mientas y hagas trampa al respecto. 

  3. Define consecuencias claras: si no cumples, ¿qué pasa? Puede ser perder dinero, hacer algo incómodo o incluso tener que explicarle a alguien por qué no lo hiciste. Finalmente uno hace lo que hace, por lo que le pasa cuando lo hace. 


¿Te identificas? Hablemos en los comentarios

Quiero saber: ¿qué hábito te ha costado más mantener? ¿Qué estrategias te han funcionado (o no) para sostenerlo? Cuéntamelo abajo en los comentarios, así aprendemos juntos.


Y si quieres recibir más consejos prácticos sobre cómo mejorar tu productividad y aprovechar mejor tu tiempo, suscríbete a nuestro newsletter. Prometo enviarte solo ideas útiles que puedas aplicar de inmediato. 

Comentarios


bottom of page