Disminuye el cansancio que sientes al final de la jornada y dispón de más tiempo libre para ti, con la implementación de estas recomendaciones para maximizar tu energía.
Reconocidos autores expertos en productividad sostienen que las personas no administramos nuestro tiempo ni nuestras tareas, sino que realmente lo que administramos es nuestra energía. Es decir, que la clave de la productividad no está en ordenar ni en listar lo que tenemos por hacer, sino en saber en qué momento del día sería más adecuado hacer cada tarea o actividad según nuestro nivel de energía.
Este tipo de técnicas y rutinas lo que nos permiten es ayudarnos a mantener los niveles de energía lo más altos posibles durante todo el día, con el fin de maximizar nuestros resultados a la vez que minimizamos el esfuerzo que nos demanda su ejecución.
Por ello, si quieres empezar a sacarle el mayor provecho a tu energía, te recomiendo poner en práctica estas tres acciones:
1. RECONOCE CÓMO SE COMPORTA TU NIVEL DE ENERGÍA
Lo primero que debes entender es que nuestro nivel de energía no es el mismo a lo largo del día. Y que la variación de este nivel es diferente para cada uno. Algunas personas tienen mayores niveles de energía en la mañana, mientras que otros lo tienen al final de la tarde y otros incluso en la noche. Normalmente el periodo del día en el que tenemos un nivel de energía alto no dura más de 3 o 4 horas.
Entonces analiza en qué momento del día te sientes usualmente con más ánimo y con más ganas de hacer las cosas. Piensa cuándo te fluyen más las ideas y cuando sientes que logras terminar más tareas. Cuando sientes que puedes lograr muchos más y mejores resultados.
Una buena idea es reflexionar si te gusta madrugar a hacer algo o si prefieres dejarlo para hacerlo por la noche. Pero ten en cuenta que este análisis no se debe confundir con la sensación de urgencia porque se va a acabar el tiempo para hacerlo, ni con la efectividad que te proporciona la ausencia de interrupciones antes o después de terminado el horario laboral, sino con las ganas y capacidad interna de hacer las cosas.
Una vez identificado cuando tu nivel de energía es más alto, tenlo muy presente para que trates de programar a esas horas la realización de actividades que te demanden más energía. Ahora, si se te dificulta hacer esta identificación, o si sientes que no tienes tiempo para ello, puedes optar por seguir el patrón general de manejo de energía que le funciona al 80% de las personas y que encontrarás aquí.
2. IDENTIFICA QUÉ ACTIVIDADES TE CONSUMEN MÁS ENERGÍA
De la misma forma como nuestro cerebro no tiene el mismo nivel de energía a lo largo del día, las diferentes tareas que ejecutamos tampoco demandan de nosotros el mismo esfuerzo. Hay tareas o actividades que nos desgastan mucho más y otras que las hacemos fácilmente.
Igualmente esta clasificación de tareas según su consumo de energía es diserten para cada persona. Algunos somos más hábiles analizando un cuadro con números en Excel, mientras que otros lo son escribiendo un reporte o haciendo una presentación. Hay quienes son más fluidos en actividades analíticas, mientras que otros lo son en las creativas. Ciertas personas son más fluidas con los idiomas y otras lo son con los números.
Entonces, piensa cuáles son los tipos de actividades que más te cuesta realizar. Pueden ser porque no te gusta hacerlas, porque te parecen difíciles, largas o complejas, porque sientes que no eres tan bueno para hacerlas, o porque te preocupa cómo evaluarán tus resultados o qué dirán de ti cuando la hagas. Encuentra ese patrón o factor común que tienen las actividades que más te cuesta hacer o que incluso procrastinas mucho, porque son estas las que más energía te llegan a consumir.
Las razones detrás del consumo de energía pueden ser muchas. Lo importante es identificarlas con el fin de realizar estas tareas que nos consumen más energía bajo tres criterios:
Realizarlas en la medida de lo posible en los momentos del día que en tengas más energía, con el fin de aprovechar adecuadamente tu máxima potencia para lo que más te cuesta.
Evitar dedicarles más de tres horas continuas a este tipo de actividades durante el día, dado que de lo contrario superarían el tiempo que tenemos en el día con altos niveles de energía.
No ejecutar de manera continua varias de estas tareas seguidas. Es bueno alternar entre tareas que nos demandan mucho con tareas que nos demandan menos esfuerzo para optimizar nuestra propia regulación energética.
3. IMPLEMENTA TÉCNICAS PARA RECARGAR TU ENERGÍA
Definitivamente, por más bien que manejemos nuestra energía durante el día, siempre se va a ir agotando y la única manera de hacer una recarga total de energía es por medio de un sueño reparador. Por ello, dormir lo suficiente y desconectar nuestra mente son la mejor forma de alcanzar nuestros máximos niveles de energía para trabajar.
Si quieres mejorar la calidad de tu sueño y hacer que tu descanso sea de mejor calidad, empieza por implementar una adecuada rutina antes de acostarte que te ayudará a lograrlo.
Además de esto, como no podemos acostarnos en medio de la jornada laboral para recargarnos totalmente, debemos implementar otras técnicas que nos permitan al menos recargarnos parcialmente. Y la mejor de estas técnicas es la implementación de pausas regulares programadas.
Sé que muchas personas – la mayoría diría yo – son reacias a parar en la mitad de la jornada porque sienten que parar es perder tiempo y que en lugar de descansar deben ponerse a hacer más cosas para ser más productivos. Pero si no descansamos lo suficiente para recargar nuestras pilas, va a ser más difícil completar las tareas que estamos haciendo.
Por ello, trata de parar 5 minutos cada media hora para que te pares del puesto, te alejes de las pantallas – incluyendo el celular – y pongas tu mente a pensar en algo más. Y también, toma un descanso de 15 a 20 minutos a mitad de la mañana y otro a mitad de la tarde, además de siempre parar de trabajar a medio día para poder almorzar.
Estos pequeños descansos o recargas te ayudarán a mantener en óptimos niveles tu energía interior.
Pon en práctica estas recomendaciones y verás cómo con una simple reorganización de las tareas a lo largo del día no solo vas a aumentar tu productividad, sino que también empezarás a contar con más tiempo libre para ti y mayor energía para realizar actividades personales después de la jornada laboral.
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