Siguiendo estos consejos podrás combatir la impuntualidad y mejorar los hábitos de manejo del tiempo tanto tuyos como de los demás.
A algunas personas nos saca de quicio esperar. Más por la sensación de pérdida de tiempo que porque el otro llegue tarde. Y es que aunque ser impuntual no necesariamente significa que se maneje mal el tiempo, sí son dos comportamientos que están muy relacionados.
Empecemos por precisar la puntualidad no es un rasgo de la personalidad, sino un buen hábito que forma parte del orden. Es un estilo de vida. La creencia de que "por más que me organizo, no consigo ser puntual" es falsa. Todos los que deseen llegar a tiempo pueden conseguirlo.
La puntualidad o capacidad de llegar a tiempo a un compromiso o una cita es una virtud que se aprecia en las sociedades y en los entornos en los que de verdad se valora el tiempo. Sin embargo, la impuntualidad es un mal hábito bien común en la cultura latina que puede tener graves consecuencias a nivel individual y colectivo.
CONSECUENCIAS DE LA IMPUNTUALIDAD
Empecemos por declarar que llegar tarde es el inicio de un bucle. Los impuntuales no solo desorganizan su agenda y su tiempo, sino que también lo hacen con el de las personas con las que se relacionan. Dado que un evento o reunión que empieza tarde tiene a alargarse y por ende hace que, a manera de cascada, en adelante todos empiecen tarde. Es un efecto rebote.
A nivel personal, la impuntualidad es sinónimo de desorganización, de no tener palabra, de ser poco profesional. Es un comportamiento que puede generar una maña imagen de nosotros mismos y no puede llevar a perder la confianza o credibilidad de las personas con las que nos relacionamos.
Cuando alguien se retrasa una vez, todos solemos ser empáticos con la situación, pero cuando se retrasa de forma reiterada, se produce frustración y molestia y la consecuencia es que sus excusas no son creíbles, y sus promesas de cambio para la siguiente ocasión, tampoco. Por eso, es importante ser respetuoso con el tiempo de los demás,
Por otro lado, retrasarse en una cita condiciona el encuentro, no solo porque nos podría hacer perder oportunidades, sino porque el enfado que genera en el que espera no desaparece en el instante en el que llega la persona, sino que suele perdurar, y lo que debería ser un encuentro efectivo o divertido se convierte en otra cosa, que podría llegar incluso a afectar las relaciones personales o profesionales.
Así que si eres una persona impuntual deberías ocuparte de cambiar este mal hábito, incluso si tienes que esforzarte un poco, dado que la impuntualidad puede tener graves consecuencias tanto para ti como para las personas con las que te comprometes
CÓMO ACTUAR CON LOS IMPUNTUALES
Los impuntuales siempre tienen una excusa, pero eso no quiere decir que no desesperan a quienes los sufren. Qué hacer frente a una persona impuntual dependerá de cada uno, pero en general es algo que no se debería permitir ni acolitar, pues cuando un mal comportamiento no tiene consecuencias negativas no se cambia.
Lo primero que te recomiendo es que les digas a las personas con las que te relacionas que te molesta esperar y pedirles que, por favor, te avisen si se van a retrasar.
Si se trata de un impuntual empedernido, no refuerces su comportamiento esperándolo. No retrases la reunión, ni la comida, ni la salida. Si lo haces, solo conseguirás que el impuntual siga siéndolo y que los que sí han sido educados y han llegado a la hora sientan que se les falta al respeto.
Y peor aún, con el tiempo, dado que todos cuentan con que alguien llegará tarde, terminarán por hacer lo mismo. Empezarán a retrasar su incorporación al trabajo, a la reunión o al compromiso. Por eso se dice que la impuntualidad es contagiosa.
CONSEJOS PARA IMPUNTUALES
La impuntualidad puede ser causada por diferentes factores. Para combatir la impuntualidad, es importante identificar las causas que la originan y aplicar estrategias para superarlas. Por ello te presento estos consejos para combatir la impuntualidad y ser más organizado y respetuoso:
Planifica con antelación: una de las mejores maneras de evitar la impuntualidad es planificar con antelación. Esto significa tener una lista completa de las tareas que tienes que realizar cada semana y cada día y asignarles el tiempo que requerirán de dedicación.
Sé realista con el tiempo que necesitas: a la hora de estimar los tiempos que te tomarán cada una de las tareas o actividades que vayas a hacer, es importante que seas realista con el tiempo que necesitas para cada una de ellas. Esto significa no subestimar el tiempo que se requiere. Llevar un registro de tiempos que te toma cada actividad y aplicar la técnica Pomodoro pueden ayudarte con esto.
Organiza tus compromisos: una vez que hayas planificado tus tareas, es importante organizar tus compromisos. Esto significa tener un calendario o agenda en la que puedas anotar todos tus compromisos con día, hora y lugar. Al organizar tus compromisos, es importante tener en cuenta y separar el tiempo de desplazamiento y de preparación que necesitas para llegar listo a cada uno de ellos.
Planifica la agenda con racionalidad: si saturas tu agenda con muchas actividades, sin descansos y con tiempos imposibles de cumplir, es normal que siempre llegues tarde. Incluye en tu agenda solo lo que sea viable, y deja en tu lista de pendientes otras actividades que quieras hacer pero que no sean ni urgentes ni importantes. De sobrarte tiempo puedes ocuparte en ellos.
Anticípate a los imprevistos: aunque planifiques con antelación y seas realista con el tiempo que necesitas, siempre es posible que ocurran imprevistos. Por eso, es importante anticiparse a los mismos y planificar un tiempo extra para ellos. Una buena práctica es separar para cada actividad un 20% adicional del tiempo requerido para completarla o dejar tres o cuatro bloques de 15 minutos esparcidos durante el día para utilizarlos como amortiguadores o comodines.
Oblígate a llegar 10 minutos antes: por lo menos hasta que aprendas a ser puntual fíjate como meta llegar diez minutos antes de la hora convenida a cualquier cita. Cuando hayas conseguido este logro de manera habitual, lo puedes bajar a cinco minutos antes, y posteriormente, dos minutos antes. Así no fallarás nunca. Es preferible que esperes tú a que tengan que esperarte los demás.
Ponte alarmas: la mente está hecha para pensar y no para recordar. Si abusas de tu memoria o capacidad de recuerdo, no solo vas a vivir estresado todo el día tratando de acordarte de los que tienes que hacer en cada momento para que no se te pase nada, sino que con seguridad olvidarás temas que tendrás que atender fuera del horario indicado y te desorganizarán lo que tengas en el momento en que lo recuerdes.
Revisa la hora con frecuencia: para no perder la noción del tiempo acostúmbrate a mirar con frecuencia el reloj. Así, no dejarás que una actividad te absorba y el tiempo se te pase sin darte cuenta y como consecuencia llegues tarde a la otra.
Organiza tus cosas: muchas personas impuntuales llegan tarde por falta de organización. Al momento de salir para algún lugar se dan cuenta de que les falta el celular, no encuentran las llaves o no saben dónde dejaron el bolso. Para evitar que este tipo de situaciones te retrasen, ten en tu casa y en tu oficina un lugar específico para colocar todo aquello que necesites al momento de salir o dispón de cinco minutos adicionales para ponerte a punto antes de salir.
Aprende a decir que no: las personas muy serviciales suelen tener problemas para decir que no a las peticiones y favores de otros. Huyen al conflicto y terminan por sobrecargarse, retrasando su agenda. Cumple primero con tus compromisos y luego, dedica el tiempo que te sobre a atender a los demás.
La puntualidad es una virtud que nos ayuda a ser personas más organizadas, eficientes y respetuosas. La impuntualidad habla mal de ti. Es importante desarrollar buenos hábitos de puntualidad para tener éxito en la vida personal y profesional.