Cómo terminar todo lo que empiezas
- Juan P. Lema
- 24 abr
- 6 Min. de lectura
El Efecto Hemingway es una técnica de productividad simple pero poderosa que te ayuda a terminar todo lo que empiezas, manteniendo la motivación y el progreso en tus proyectos, ya sean grandes o pequeños.

Si eres de las personas a las que les emociona empezar nuevos proyectos y siempre estás buscando nuevas empresas en las cuales embarcarte, pero te cuesta terminarlas o llevarlas a un feliz término porque te aburres de ellas, dejas de encontrar motivación en lo que haces o sientes que la ejecución de la idea no tiene tanto atractivo como la concepción de la misma, te recomiendo poner en práctica el llamado Efecto Hemingway. Una técnica que muchas personas aplican hoy en día para mantener la motivación y el impulso en proyectos a largo plazo, especialmente en aquellas tareas que les cuesta concluir o que procrastinan con facilidad.
El Efecto Hemingway se refiere a una técnica de productividad que el escritor Ernest Hemingway aplicaba a su escritura diaria. Su método era sencillo pero efectivo: Hemingway suspendía su sesión de escritura en un momento en el que todavía tenía muchas ideas, e incluso una frase a medias o un párrafo inacabado. Al hacerlo, evitaba el impulso de agotarse creativamente en una sola sesión. Cuando volvía a retomar su trabajo al día siguiente, sabía exactamente dónde continuar y mantenía la motivación alta al tener un punto de partida claro.
En lugar de escribir hasta sentirse vacío de ideas, Hemingway dejaba algo "sin resolver" de forma intencionada. Esto no solo le ayudaba a regresar a su proyecto al día siguiente con mayor facilidad, sino que también le daba un impulso extra de creatividad y continuidad, ya que retomaba la tarea sin enfrentar una página en blanco.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL EFECTO HEMINGWAY?
La importancia de esta técnica radica en varios aspectos clave:
Reducción de la resistencia al empezar: muchas personas enfrentan dificultades al volver a sus proyectos debido a la "resistencia al inicio". Comenzar una tarea desde cero suele ser una de las partes más difíciles de un proyecto y una de las principales causas de la procrastinación. El Efecto Hemingway combate esta resistencia al asegurar que tu cerebro tenga un punto de partida claro al regresar a tu trabajo.
Mantenimiento de la motivación: la técnica es una excelente manera de mantener la motivación, ya que evita el desgaste mental. Cuando trabajas hasta agotarte, a menudo pierdes el impulso y el entusiasmo. Contrario a lo que muchas personas creen cuando están tan enganchados con una actividad que sienten que no deben parar, el Efecto Hemingway permite conservar energía y curiosidad para el próximo día, lo que resulta en mayor compromiso y continuidad en el proyecto.
Fomento de la consistencia: en lugar de tener días altamente productivos seguidos por días menos productivos, esta técnica ayuda a crear un ritmo más equilibrado y sostenible. El progreso constante, aunque sea en pequeñas dosis, genera resultados a largo plazo y es clave para mantener una disciplina efectiva y facilita la creación de hábitos productivos y saludables.
Aumenta la creatividad y la claridad mental: al detenerse en un momento de inspiración, evitas la saturación y le das espacio al cerebro para incubar ideas durante el descanso. La pausa intencionada permite que la mente conecte puntos de manera subconsciente y, cuando retomes la tarea, surgen soluciones o perspectivas nuevas con mayor facilidad.
CLAVES PARA APLICARLO EN LA VIDA DIARIA
Estas son algunas recomendaciones prácticas para incorporar el Efecto Hemingway en tu vida diaria, independientemente de la naturaleza de tus tareas o proyectos, tanto laborales como personales:
1. Detente cuando estés en un buen momento
Si estás trabajando en un proyecto, ya sea escribiendo un informe, creando una presentación o desarrollando una estrategia, intenta detenerte justo en el punto en el que te sientas inspirado y concentrado. Ojalá y sea un punto en donde tengas muy claro cuál es el siguiente paso que debes dar. La clave aquí es dejar algo "inconcluso" que puedas continuar al día siguiente empezando el trabajo con mucha facilidad. Esto no significa abandonar una tarea a medias sin planificación, sino dejar un hilo del cual puedas jalar sin mucho esfuerzo para continuar.
Por ejemplo, si estás escribiendo un informe, puedes dejar una sección sin completar o solo bosquejada. Al día siguiente, volver a esa sección te permitirá retomar con facilidad y sin perder tiempo pensando en cómo comenzar.
2. Planifica el próximo paso antes de cerrar el día
Para muchos, el final de una sesión de trabajo es el momento perfecto para anotar algunos puntos clave de lo que hay que hacer en la próxima jornada. Incluso Hemingway recomendaba tener "suficiente para continuar" al día siguiente. Dejar notas claras y objetivos específicos te ayudará a retomar con claridad, eliminando la incertidumbre que puede retrasarte.
En una sesión de planeación de proyectos, puedes dejar un esquema preliminar o algunos apuntes. Esto no solo facilitará el regreso al trabajo, sino que también mantendrá la mente ocupada en la tarea pendiente, permitiendo que se generen ideas frescas entre sesiones. Es por esto que se dice que el mejor momento para empezar a trabajar en un día es el final de la jornada anterior; listando las tareas que tienes por hacer y asignándoles momentos específicos en tu calendario para hacerlas. Así no llegas al otro día a enfrentar la dificultad de elegir por donde empezar, sino que ya sabes exactamente qué acción es la que debes realizar.
3. Evita trabajar hasta agotarte
Uno de los errores más comunes en cualquier tarea creativa o compleja es trabajar hasta el agotamiento, creyendo que esto mejorará la productividad y permitirá aprovechar el modo trabajo en el que estamos. Sin embargo, esta estrategia lleva rápidamente al desgaste y puede hacer que pierdas el interés o te agotes al día siguiente, abortando por completo la tarea o actividad. El Efecto Hemingway se centra en aprovechar el momento de flujo sin agotarlo por completo.
Si estás haciendo ejercicio por ejemplo, procura parar cuando aún estás con energía para seguir haciéndolo y aún estás disfrutando la actividad, en lugar de hacerlo cuando ya no puedas más y te sientas agotado. Esto te ayudará a sentir ganas de volver a hacer ejercicio al otro día y te ayudará evitar sentir que la jornada de hoy te dejó sin ganas de hacer otras cosas, cogiéndole pereza a dicha actividad.
4. Mantén el hábito diario
Para que el Efecto Hemingway sea realmente efectivo, es importante aplicarlo de manera constante. Esto significa adoptar un hábito de trabajar en tus proyectos en bloques de tiempo regulares con pausas e interrupciones planeadas que mantenga el momentum y las ansias de continuar; esta es la base de la técnica Pomodoro. Dedica entonces al menos media hora al día a una tarea específica, asegurándote de detenerte en el momento adecuado, dejando algo por hacer. Así, cada día tendrás un objetivo que perseguir y evitarás la procrastinación y con ella la inercia de un proyecto pausado que te atormente y que finalmente nunca llegues a terminar.
Incluso, aquellos días en los que no puedas trabajar en él, porque sientes que no tienes tiempo, dedícale aunque sea unos cuantos minutos. No importa lo pocos que sean. Mantener el compromiso y la perseverancia son la clave para la implementación de hábitos. No olvides que la regla de los dos días se basa en no dejar que la inconstancia nos aleje de lograr aquello que queremos.
5. Confía en la incubación de ideas
A veces, el cerebro necesita tiempo para conectar ideas de manera subconsciente. El Efecto Hemingway promueve esta "incubación" al detenerte y permitir que el descanso potencie tu creatividad. Durante el tiempo fuera de la tarea, es posible que encuentres nuevas soluciones o enfoques, gracias a que tu mente sigue trabajando en el fondo. O por qué crees que es tan habitual encontrar mientras nos bañamos, soluciones a problemas a los que le dimos miles de vueltas la noche anterior sin llegar a ninguna solución satisfactoria. No subestimes el valor de la pausa; el descanso es también una herramienta de productividad.
Recuerda que el éxito en cualquier tarea, sea creativa o analítica, no radica en trabajar sin descanso, sino en aplicar estrategias que te permitan avanzar de manera constante y sostenida. Así que, la próxima vez que trabajes en un proyecto, intenta dejarlo en un punto donde te quede algo por decir, y disfruta de los beneficios de regresar a él con claridad y motivación al día siguiente.
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