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Si te cuesta tu paz, es muy caro

  • Foto del escritor: Juan P. Lema
    Juan P. Lema
  • hace 1 día
  • 5 Min. de lectura

Tres simples pasos con los que puedes recuperar tu paz y proteger tu energía. Pues si algo te cuesta tu paz, es muy caro.


Si te cuesta tu paz, es muy caro

¿Alguna vez has sentido que, por más que lo intentas, el tiempo no te alcanza? ¿Que las responsabilidades, los compromisos, las expectativas y el estrés diario se acumulan como una montaña imposible de escalar? Si tienes trabajo, familia, amigos y mil tareas en la cabeza, sabes perfectamente de qué hablo.


Hoy quiero invitarte a reflexionar: ¿qué en tu vida te está saliendo demasiado caro? No en dinero, sino en algo todavía más valioso: tu paz, tu energía, tu felicidad.


"El costo de cualquier cosa es la cantidad de vida que intercambias por ella."— Henry David Thoreau

Puede ser ese proyecto en el trabajo que nunca termina, esa reunión semanal que parece un castigo, o esas expectativas autoimpuestas que te mantienen despierto por las noches. El problema es que no todo lo que ocupa nuestro tiempo lo merece. Y no todo lo que nos estresa es realmente importante.


Ten en cuenta que proteger tu paz no es un lujo. Es una necesidad. Y por ello te comparto una guía práctica de tres pasos para lograrlo en tu día a día.


1. Reconoce lo que te roba la paz


Para un momento y observa. Cuando estamos en piloto automático, es fácil pensar que estar estresado es normal. Pero no todo estrés es bueno ni necesario. Por ello debes preguntarte: 


  • ¿Qué situaciones o personas me dejan drenado?

  • ¿Qué compromisos me generan más angustia que satisfacción?

  • ¿Qué actividades siento que solo llenan mi agenda, pero no mi vida?


Esta reflexión me recuerda a Ana, una madre de dos niños y gerente de proyectos en una importante empresa de Medellín. En algún momento notó que cada vez que aceptaba tareas extra en el trabajo, terminaba trabajando hasta tarde, sintiéndose culpable por no estar con su familia. Reconocer ese patrón fue el primer paso para cambiarlo.


Para que no llegues a un extremo como este, haz una lista durante una semana anotando qué actividades te energizan y cuáles te agotan. Sin explicarlas ni justificarlas; simplemente anótalas. A la siguiente semana, reduce al menos una actividad de esas que te drenan y que anotaste en tu lista de las cosas que te roban la paz.


2. Libera lo que no es tuyo


Una vez que sepas qué te está robando la paz, el siguiente paso es soltar. Y sí, esto puede dar miedo: decir “no”, poner límites, dejar de intentar complacer a todos. Pero es necesario. Recuerda:


  • No tienes que cargar problemas que no son tuyos.

  • No necesitas justificar cada decisión que tomes para cuidar de ti.

  • No todo pedido merece un "sí".

Esta etapa me recuerda a Luis, un hombre de 43 años, papá de una adolescente y jefe de ventas de una multinacional, quien solía aceptar cualquier reunión o cita comercial fuera de horario laboral para quedar bien y cumplir sus metas. Después de un proceso de mentoría individual conmigo empezó a decir frases como: "Gracias por pensar en mí, pero hoy no puedo". Resultado: más tiempo en casa y menos resentimiento en el trabajo.


Así que aprende a usar el no positivo con frases o expresiones como por ejemplo: "Me encantaría ayudar, pero ya tengo otros compromisos". Esto mantiene la cortesía sin sacrificar tu bienestar.


3. Restablece tu conexión contigo mismo


Cuando soltamos lo que no nos pertenece, nos queda un espacio vacío que puede dar vértigo. Pero también es una oportunidad: volver a nosotros. Así que el tercer paso del proceso es hacerte preguntas como:


  • ¿Qué me hace sentir vivo?

  • ¿Qué actividades me llenan de energía?

  • ¿Qué partes de mi vida estoy ignorando por estar en modo automático?


Cuando le hice estas mismas preguntas a Carolina, una mamá soltera y ejecutiva de marketing, decidió reconectar con su amor por la pintura. Es una actividad que la apasionaba desde que era chica y la había dejado completamente a un lado primero por su trabajo y luego cuando tuvo a su hijo. No necesitó grandes cambios: empezó pintando 30 minutos los domingos. Ese pequeño momento de autenticidad la ayudó a recargar energías para la semana.


Así que agenda en tu calendario una cita contigo mismo de al menos 30 minutos cada semana, para que dediques ese tiempo a lo que más te guste. Puede ser leer, caminar, hacer deporte, cocinar algo nuevo, o simplemente descansar sin culpa.


No todo el estrés es igual

Algo importante que no podemos olvidar es que no todo el estrés es malo. Hay que diferenciar entre el estrés necesario y el innecesario:


  • Estrés necesario: El nerviosismo antes de una presentación importante. Las molestias de aprender una nueva habilidad. La incomodidad de tener conversaciones difíciles pero constructivas.

  • Estrés innecesario: El proyecto que ya no te aporta crecimiento pero te mantiene atrapado. Las relaciones que te hacen sentir menos. Los hábitos que te estancan en ciclos de frustración.


La clave es distinguir el uno del otro. Una forma fácil de hacerlo es preguntándote si ¿este esfuerzo te acerca a algo que quieres? ¿O si simplemente te está agotando sin sentido?


Recuerda, proteger tu paz empieza por lo que te dices a ti mismo. Tu cerebro termina creyéndose lo que te dices una y otra vez. Así que una herramienta muy útil y sencilla para mantener el enfoque y controlar tu tiempo es escribir y leer con frecuencia afirmaciones conscientes. Pequeños recordatorios que puedes imprimir, pegar en un lugar visible y repetir en momentos de estrés.


Algunas ideas para empezar:


  • "Mi tiempo es valioso y lo administro con sabiduría."

  • "Puedo decir no sin sentir culpa."

  • "Elijo lo que me da energía, no lo que me la roba."

  • "Merezco vivir con tranquilidad y propósito."


Escríbelas en tu agenda, en un post-it en tu escritorio o como fondo de pantalla. Son pequeños anclajes que, repetidos cada día, cambian tu manera de enfrentar el caos.


No olvides que tu paz no tiene precio. Cada decisión, cada "sí" o "no" que das, es un intercambio de vida, de energía, de felicidad. Así que di sí lentamente y elige con cuidado a qué dedicas tu tiempo.


En Time Es Cool creemos que el manejo del tiempo no se trata solo de hacer más cosas, sino de hacer las cosas correctas. Por eso diseñamos programas de formación para personas como tú: profesionales, padres, seres humanos que quieren vivir más presentes, más plenos, más en paz.


¿Te gustaría aprender más técnicas para recuperar tu tiempo y tu tranquilidad? Déjanos un comentario, cuéntanos tu experiencia o solicita información sobre nuestros cursos y talleres. ¡Estamos aquí para ayudarte!

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