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¿Eres adicto al trabajo?

  • Foto del escritor: Juan P. Lema
    Juan P. Lema
  • 12 jun
  • 4 Min. de lectura

Es bien fácil confundir la productividad con la adicción al trabajo. Si quieres saber si eres adicto al trabajo, lee con atención estos síntomas que podrías estar presentando.


eres adicto al trabajo

¿Te has encontrado alguna vez respondiendo correos electrónicos a medianoche, convencido de que eso te hace más productivo? ¿O quizás eres de los que responde mensajes de chat siempre que te llegan sin importar la hora ni el día? Quizás te sientas orgulloso de ser ese empleado que siempre está disponible para los de la oficina, especialmente para tu jefe, pero según la psicóloga Malissa Clark, experta en adicción al trabajo, podrías estar cayendo en una trampa peligrosa: la adicción al trabajo. 


Aquí viene una revelación que quizás te sorprenda y que ella expresa en su libro: "muy pocos empleados trabajan ocho horas realmente productivas cada día". ¿Te suena familiar esa sensación de estar todo el día ocupado pero sin avanzar realmente en nada? Pues parece que no estás solo. Las investigaciones de Clark demuestran que tu tiempo efectivo de trabajo productivo es probablemente mucho menor de lo que piensas, y forzarte a estar más horas de las debidas frente a la pantalla podría estar teniendo un efecto contrario al deseado.


SÍNTOMAS DE LA ADICCIÓN AL TRABAJO

En su libro "Never Not Working", Clark explica por qué esta mentalidad de estar siempre conectado puede estar perjudicando tanto tu salud como tu rendimiento real. Para ello, la escritora identifica las siguientes señales de alarma que deberías vigilar:


  1. ¿Eres perfeccionista hasta el extremo? Si te encuentras regularmente sacrificando horas de sueño porque "esto tiene que quedar perfecto", podrías tener un problema. No se trata de bajar tus estándares, sino de mantenerlos en un nivel realista y saludable.

  2. ¿Te cuesta desconectar? Si estás en casa viendo la televisión pero simultáneamente respondiendo correos o mensajes del trabajo, tu cerebro no está descansando realmente. Esa multitarea constante está agotando tus recursos mentales más rápido de lo que crees.

  3. ¿Te sobrecargas constantemente? Cuando te dicen que algo llevará una semana, ¿respondes automáticamente "puedo hacerlo en dos días"? Ese optimismo excesivo podría estar llevándote a un ciclo insostenible de agotamiento.


Los síntomas anteriormente descritos han existido desde siempre. Sin embargo, estudios demuestran que debido a la tecnología y desde que vivimos la pandemia cuando se generalizó o normalizó el teletrabajo, trabajo híbrido o trabajo remoto, se han vuelto mucho más frecuentes. Por ello, si sientes que cuando trabajas desde casa lo haces más que cuando vas a la oficina, no es tu imaginación. Sin embargo, una cosa es que estés trabajando más y otra que estés siendo más productivo; no confundas lo uno con lo otro.


Microsoft descubrió un fenómeno interesante en los hábitos laborales de las personas: la aparición de un tercer tiempo de trabajo después de la comida, cuando los niños se iban a la cama. ¿Te suena familiar? Quizás tú también empezaste a trabajar en ese horario durante el confinamiento y, sin darte cuenta, has convertido ese hábito temporal en permanente o por lo menos en una práctica que realizas con frecuencia los días que trabajas desde casa.


Ahora, esta adicción es algo que aunque impacta a todas las personas, es más latente en los pertenecientes al grupo poblacional conocido como millennials. Investigaciones han encontrado que el 66% de los pertenecientes a esta generación se considera adicta al trabajo. Clark señala que el smartphone – o mejor, la forma como lo usamos – podría ser tanto el síntoma como el facilitador de este problema. Piénsalo: ¿cuántas veces has dicho "solo voy a revisar qué notificaciones he recibido para ver si hay algo urgente" y has acabado trabajando desde el celular durante horas?


CÓMO RECUPERAR EL CONTROL

Si ya identificaste o aceptaste tu adicción, no todo está perdido. Puedes empezar un proceso de desintoxicación. Aquí tienes algunas estrategias que puedes implementar:


  1. Establece límites claros entre tu vida laboral y personal. Por ejemplo, decide una hora a partir de la cual no revisarás el correo electrónico.

  2. Identifica qué comportamientos de tu empresa están recompensando la adicción al trabajo y aprende a establecer límites saludables.

  3. Considera proponer cambios en tu organización, como una tarde libre a la semana sin correos electrónicos.


Clark comparte un caso inspirador: en una empresa de consultoría, con cultura de trabajo intensivo, implementaron una noche a la semana sin trabajo ni chats ni correos electrónicos. Al principio parecía imposible, pero pronto los empleados empezaron a decir: "¡Es increíble poder tener una noche entera para mí y mi familia!"


Puedes ser un profesional comprometido y un excelente trabajador sin ser adicto al trabajo. Son dos conceptos o variables totalmente independientes: imagina dos escalas separadas donde puedes puntuar alto en compromiso y bajo en adicción. Ese es el equilibrio ideal que deberías buscar y esperar de tus colaboradores.


Así que si de verdad quieres aumentar tu productividad pero sin sacrificar tiempo para lo que es verdaderamente importante en tu vida, es momento de que te hagas algunas preguntas sinceras sobre tu relación con el trabajo. ¿Estás realmente siendo más productivo con esas horas extra, o solo estás agotándote? Ten presente que si tienes tendencia a la adicción al trabajo, el resultado que obtendrás será negativo independientemente de tu nivel de compromiso.


Además recuerda que tu valor como profesional y tu nivel de productividad no se miden por las horas que pasas conectado o al frente de una pantalla, sino por el impacto real de tu trabajo. ¿Por qué no empiezas hoy mismo estableciendo un pequeño límite? Podría ser tan simple como no revisar el correo después de comer en la noche o bloquear las notificaciones de los sistemas de mensajería y correos corporativos después de las seis de la tarde. A veces, los cambios más pequeños son el principio de las transformaciones más importantes. La clave está en hacer estos cambios de manera incremental y constante.

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